Transformación ocasionada por la Revolución
Industrial
Queriendo representar la
carencia de valores morales que regulan ciertas acciones humanas, la muerte de
Dios es la forma de expresar que los humanos ya no son capaces de creer en
cualquier orden cósmico desde que ellos mismos no lo reconocen. Según
Nietzsche, esta pérdida conducirá no sólo al rechazo de la creencia en un orden
cósmico o físico, sino también al rechazo de los valores absolutos —al rechazo
de la creencia en una objetividad y una ley moral universal, que se ejerce sobre
todos los individuos.
Y así,
simbólicamente vaticinado, el hombre todopoderoso, instituyó su propio dios.
Dios ha
muerto, larga vida al nuevo “dios”: el Dinero.
Los años de progreso. La otra cara
“La auténtica arquitectura murió
cuando se dejó de pensar en el bienestar de
las personas
para pensar únicamente en el bienestar de
los constructores”
Arq. Pjse. Cristina
Rueda
Los locos y
emblemáticos años 60´s, años de hippies, de modas, de rock, de astronautas, de
protestas, de emancipaciones, en fin, de cambios, grandes y profundos cambios
sociales y políticos que en Latinoamérica dan inicio a la transformación de la
cara de las ciudades. Estas empiezan a poblarse con migración foránea, grupos atraídos
por la promesa de una mejor vida. Parte de esta ola migratoria ocupó informalmente terrenos en
las periferias de las ciudades, creando los cinturones de marginalidad,
suscitando el proceso de segregación del espacio urbano. Paradójicamente el
progreso trajo consigo la miseria, ocasionada por el “déficit de vivienda como una de las consecuencias más visibles de la
sobreurbanización, y la incapacidad estructural de las ciudades para generar
empleos productivos correlacionados con los niveles de crecimiento demográfico”,
(Undiks, 1990:59) 2
Ciudades
latinoamericanas durante los años 60's
En los años
80´s, cuando el modelo neoliberal se instala y traspasa el control del
desarrollo inmobiliario a la empresa privada, empieza el mercado de capitales a
regir el crecimiento de la ciudad en función de intereses fundamentalmente
comerciales. Esto detona el alza y especulación del suelo por parte de la
industria inmobiliaria. El territorio ocupado por las cápsulas de pobreza y por la vegetación, adquiere valor e interés inmobiliario, el suelo es ambicionado. ¿Qué hacer con
las poblaciones de pobres que ocupan terrenos de altísima rentabilidad
inmobiliaria dentro de la ciudad?, y los que vienen a la ciudad en busca de una mejor vida, ¿dónde vivirán?
¿Quién paga los platos rotos?
“No hay nada más fácil que censurar
al malhechor;
nada más difícil que comprenderlo”.
Fiódor
Dostoyevski
(1821-1881)
He escuchado
con demasiada frecuencia, “no hay dinero”, cuando se trata de
proyectos sociales o ambientales de diversa índole: educativos, culturales o
urbanos, y más cuando tienen un fuerte componente cualitativo. Ofrecer calidad
como beneficio colectivo, parece ir en detrimento del beneficio individual de
grupos minoritarios.
Sin embargo, el
panorama cambia cuando se trata de grandes proyectos inmobiliarios que
implican, por ejemplo, arrasar con inmensas zonas verdes o con edificios patrimoniales, por citar sólo
dos hechos. Estos proyectos sí consiguen con asombrosa facilidad -con la
intermediación del nuevo “dios”- el
cambio de uso de suelo, para convertirlo en zonas residenciales o comerciales
de alta rentabilidad.
El costo social y ambiental ha sido alto. En las ciudades se vive un estado de inseguridad casi paranoico. La violencia surgida de
zonas sin espacios adecuados para la convivencia, donde el hacinamiento es
semillero de sociopatías, permea a toda la ciudad. No es un asunto “estético”, es un asunto
“fisiológico y ético”. Esta situación ha servido para justificar la creación
de conjuntos residenciales cerrados, amurallados y con acceso controlado. La
industria inmobiliaria le imprime el carácter de “exclusividad” y
verdaderamente lo son: excluyen y segregan, dividen y fragmentan el espacio
urbano y social. La idea de la “exclusividad” (proviene de “excluir”) ha sido
vendida como un privilegio para vivir con “seguridad”. Mas es uno de los
aspectos que impiden la integración y la convocatoria a la convivencia cotidiana
del espacio urbano, y por ende facilita la agresividad que pudiera surgir del sentimiento
de rechazo.
¿Es acaso la pobreza un
negocio que ha sido creado
intencionalmente con algún fin oculto?
Uso de Suelo según
IMPLAN. México
REZUS 2009 (Reglamento
Zonificación y Usos de Suelo)
Ocupación ilegal de Zona de Reserva Forestal, México
….(continuará en
la próxima entrega)
La caridad es la santa y
saludable virtud
que enseña al rico a dar sin
ostentación
para que el pobre reciba sin
humillación.
- Nietzche, F. La Gaya Ciencia, Libro Tercero, Sección 125.
- Undiks, A. (et al), Juventud Urbana y Exclusión Social,
Editorial Hvmanitas, 2009
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Ciudades deshumanizadas. Interesante la relación que establece entre degradación ambiental y social.
ResponderEliminarllegue a este blog por casualidad, seguiré explorando, pues, hay una lectura sobre la urbanización en coinncidencia con lo que uno sostiene..
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